"SubChile" Trabajadores chilenos Subcontratados, Subempleados y Subremunerados: Una dinámica conductora de la desigualdad de ingresos. Las élites políticas, siguen apoyando un modelo laboral que tiene sin poder transformador a sus trabajadores, un modelo que favorece la libre acumulación de ingresos por la vía de la desposesión: unos ganan a costa de otros. "Tu Trabajo Vale".
Como Fenatral, compartimos y hacemos propio este interesante artículo elaborado por los economistas de la Fundación Sol, Gonzalo Durán y Marco Kremerman, y publicado en el diario El Mostrador.
A pesar de que
Fundación SOL venía alertando sobre esta situación hace más de 3 años, durante
todos los meses, con la publicación de su minuta de empleo, las
autoridades de Gobierno sólo se han remitido a comentar la evolución de la tasa de
desempleo, el número de empleos creados y si estos tienen o no contrato.
Durante el último año, el
diagnóstico del ejecutivo y sus conclusiones no han tenido matices: estamos al
borde del pleno empleo (5,7% de desempleo en el trimestre junio-agosto 2013) y
la mayoría de los empleos creados son de “calidad”.
Sin embargo, detrás de la creación de empleos hay una realidad que no se
ha querido comentar y que nos traerá un gran problema para la época de las
vacas flacas, si no ponemos sobre la mesa el diagnóstico acertado.
1) Desde el año 2010 a la fecha, el
porcentaje del empleo tercerizado (subcontratación, suministro y enganche de
trabajadores) ha pasado del 11,5% del total de trabajadores asalariados en
Chile a 17,3%, vale decir, un aumento del 50%.
2) De los 825.840 empleos que se han
creado en los últimos 41 meses (desde comienzos de 2010), el 45,5% es
tercerizado, 28,8% es cuenta propia de muy baja calificación y tiempo parcial
principalmente, y 2,5% corresponde a servicio doméstico y familiar no
remunerado. O sea, prácticamente 8 de cada 10 nuevos empleos se ubica en alguna
de las tres modalidades descritas.
3) Si sólo nos concentramos en los
551 mil empleos asalariados que se han creado desde el 2010, se puede concluir
que el 68,2% corresponde a subcontratación o suministro de trabajadores, lo
cual llega al 80% para las mujeres.
El subcontrato, el suministro y el
enganche, son formas flexibles de empleo que aumentan la probabilidad de
precariedad de la experiencia laboral chilena. De hecho, tales formas de
contratación tienen vínculos significativos con una mayor precariedad respecto
a los directamente contratados; en particular, se observa: una menor capacidad
de organización de los trabajadores en sindicatos, menores salarios, menor
estabilidad, menor protección social y mayor subempleo, entre otros. Tomando en
cuenta los datos públicos, la tercerización reduce la probabilidad de tener
empleo protegido (esto es, con contrato indefinido y todas las cotizaciones:
seguro de cesantía, salud y previsión) en cerca de un 32% respecto a un
trabajador de planta. Además, la brecha salarial se sitúa en torno al 25% a
favor de los trabajadores de planta. En consecuencia, la tercerización dice
mucho sobre la calidad de los empleos y es una compuerta fácil a un modo de
acumulación de ingresos, por la vía de la desposesión salarial.
4) Con el cambio de Encuesta de
Empleo a partir del 2010 (modificación realizada correctamente para adecuarse a
los estándares internacionales), para determinar si una persona está ocupada o
no, sólo basta con que haya reportado trabajar remuneradamente al menos 1 hora
a la semana. Esto obliga a cambiar el análisis de manera estructural y sólo
usar la tasa de desempleo como un indicador de referencia para observar la
tendencia, pero no para concluir si estamos en Pleno Empleo.
En este sentido, a pesar de que Chile presenta una tasa de
desempleo de 5,7%, el subempleo (personas que trabajan jornada parcial de
manera involuntaria) no ha bajado de 55%, como proporción del empleo total de
jornada parcial. Si bien durante los primeros 6 meses del 2010 el subempleo
logra reducirse alrededor de 6 puntos porcentuales (medido respecto a los
trabajadores de jornada parcial), luego de ello, la cifra no presenta avance
significativo, siendo uno de los registros más altos dentro de los países OECD. No
es lo mismo Holanda con un desempleo de 8,1%, pero con un 3,3% de subempleo,
que Chile con un 5,7% de desempleo, pero un 55% de subempleo. El análisis se
complejiza y está bien que así sea. A la fecha, más de 680 mil
trabajadores/aspart time están necesitados y deseosos de
trabajar más horas a la semana. Esa especie de desempleo de jornada parcial con
el que cargan, nuestras autoridades simplemente no quieren verlo y erróneamente
nos dicen que estamos ad portas del Pleno Empleo.
5) Finalmente, siempre es necesario
recordar que, según la encuesta de ocupación para el Gran Santiago, de la
Universidad de Chile, en junio 2013 el 50% de los trabajadores gana menos de
$300.000; según Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) 2012, considerando
Santiago y las capitales regionales, el 50% gana menos de $263.930; y, según
Casen 2011, a
nivel nacional el 50% de los trabajadores gana menos de $251.620.
Además, sólo el 8% de los
trabajadores negocia colectivamente y tiene derecho a huelga, pero puede ser
reemplazado (una aberración en términos de legislación comparada, que nos
impide pasar cualquier test de libertad sindical).
En conclusión, tenemos un mundo del
trabajo altamente precarizado, un SubChile, repleto de trabajadores
subcontratados, subempleados, subremunerados y con derechos colectivos en el
subsuelo. Por tanto, y en tiempos de campañas y programas presidenciales, es
importante preguntarse: ¿Cómo es posible que el Gobierno no nos informara
exhaustivamente de esto si contaba con toda la información disponible?, ¿cómo
es posible que ninguno de los economistas del comando de la candidatura de
Bachelet esté poniendo este análisis en el debate público?
¿Qué está sucediendo con los centros
de estudio ligados a los partidos políticos de mayor representación
parlamentaria y sus diputados y senadores, que no nos informan de estas cifras
y no están discutiendo en el Congreso acerca del tipo de empleo que Chile está
creando?
Fenatral, cuyas organizaciones afiliadas se desempeñan en diversas áreas donde se trabaja con muchas empresas de terceros, cuyos trabajadores subcontratatados para mejorar sus subremuneraciones se han organizado en sindicatos bajo el alero de esta Federación, lo que les ha permitido negociar colectivamente para mejorar sus condiciones laborales.