domingo, 14 de marzo de 2021

Cura Obrero Mariano Puga, 25 abril 1931 - 14 marzo 2020


FENATRAL, a través de este blog, recuerda a sus seguidores, y a modo de homenaje, que hace exactamente un año falleció este cura obrero, férreo defensor de los derechos humanos, Mariano Puga, que ejerció el sacerdocio cerca de sesenta años en poblaciones como La Victoria, Villa Francia, La Legua o en Pudahuel, manteniendo, la energía para movilizar a su entorno, marcando su labor por el trabajo social en favor de los sectores más desposeídos y olvidados de la sociedad. Su legado ha sido fuente de inspiración para miles de personas que día a día luchan por una vida más justa y digna.

A los 88 años y rodeado de sus más cercanos de la comunidad La Minga en la Villa Francia, el sacerdote falleció producto de un cáncer linfático. El compromiso con la defensa de los Derechos Humanos y su lucha incansable por mayor igualdad para todos los trabajadores y ciudadanos de este país, se mantuvo invariable hasta sus últimos días.

Nacido el 25 de abril en Santiago, hijo de Mariano Puga Vega y Elena Concha Subercaseaux, estudió Arquitectura y fue justamente esa carrera la que lo puso en contacto con la extrema pobreza cuando, durante el desarrollo de un taller, conoció el campamento San Manuel ubicado en la ribera del Zanjón de la Aguada. Ello lo llevó a abandonar los estudios universitarios y optar por el sacerdocio en el Seminario Diocesano, donde fue ordenado sacerdote en 1959.
La visita del Papa Francisco fue el motor para visibilizar a ese sector de la Iglesia que ha querido ser invisibilizado desde la jerarquía eclesial criolla. Los “curas obreros” son casi una especie en extinción y, por cierto, una piedra en el zapato para los purpurados. El traslado del ataúd conteniendo los restos de este querido cura obrero no podía ser sino que que sobre un andamio, donde tantas veces desempeñara su tarea de obrero.



Una semana después de producido el estallido social, el sacerdote Mariano Puga escribió una carta dirigida al Comité de Defensa y Promoción de Derechos Humanos de la Legua, donde analizaba la crisis así como sus principales detonantes y responsables. El texto es parte de los últimos documentos que traducen el pensamiento profundamente cristiano y solidario del cura obrero y se tituló “¡El despertar no tiene que morir nunca más!”. Piñera no entiende lo que está detrás del clamor de la gente”, escribió Mariano Puga pocos días después de las manifestaciones del 18 de octubre  



El sacerdote Mariano Puga tuvo la admirable habilidad de predicar además con el ejemplo, señalando que la frase del evangelio que más se debe tener en cuenta en la actualidad es "no se puede servir a Dios y a la riqueza". No se puede, aunque sean muy cristianos, y esta es una sociedad de mercado capitalista, hasta las palabras son de la riqueza, lo que le da nombre a esta sociedad de mercado capital es la riqueza".

"Otra del evangelio: haz con tu hermano lo que quisieras que hicieran contigo. Eso es claro, si yo quiero que mi cabro coma, que todos los niños coman. Si yo quiero que mi hijo tenga la mejor educación, Cristo nos dice que todos tengan educación".

"La justicia no reemplaza al perdón (...) el proceso es verdad, justicia, reparación y perdón", aseveró más de alguna vez el cura obrero Mariano Puga. 

Su vida pública.
A principios de los setenta, llegó a vivir a Villa Francia, donde trabajó en la fabricación de las casas Corvi, hasta que en junio de 1974 fue detenido y trasladado Villa Grimaldi y Tres Álamos. Siete veces vivió en carne propia episodios de este tipo, siendo expulsado del país.
Tras su éxodo forzado en Perú, Puga regresó a trabajar en la Vicaría de la Solidaridad, teniendo una activa participación en la defensa de los Derechos Humanos y denunciando sin vacilaciones los atropellos y vejámenes cometidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.


En 1980 y 1992 trabajó en Pudahuel y luego se trasladó a la población La Legua, donde se desempeñó como párroco en la Iglesia San Cayetano, en la comuna de San Joaquín, desde el año 1992 hasta el 2002. Siempre criticó la estigmatización que se le hacía a la población. Según él mismo declaraba, el único delito que se cometía en ese sector era el de ser pobre. Con sectores en donde el narcotráfico reinaba, para el cura obrero las personas que se dedicaban a las drogas, a la delincuencia, los que mataban y los que morían eran víctimas de una sociedad cruel.


En el año 2016, el Padre asistió a la misa en Punta Peuco, en donde los detenidos pidieron perdón por sus crímenes de lesa humanidad en dictadura. Si bien fue criticado, el cura declaró no tener ninguna autoridad moral para juzgar las verdaderas intenciones de quienes pedían perdón.
Su triste partida fue acompañada por múltiples demostraciones de cariño por el pueblo y sus seguidores, quienes lo acompañaron desde Villa Francia hasta Villa Grimaldi, donde alguna vez estuvo detenido, y se le rindieron múltiples, largos y sentidos homenajes durante su velatorio.
Que su vida sea un referente para muchos que se necesitan para hacer un país más justo, si el pudo hacerlo, con mayor razón nosotros.




 “¡El despertar no tiene que morir nunca más!”.



1 comentario:

  1. tuvela oportunidad de conocer a Mariano en persona, en realidad no sabía quien era...después lo supe...le hice varias preguntas y sus respuestas siempre eran sus propios ejemplos, una sonrisa en su rostro y gorro de lana que seguramente simbolizaba algún regalo de alguna vecina o vecino que quería de mucho corazón. Un gran hombre que rescata la fe en personas como yo que admiran ese legado tan profundo de fe y de acción incorruptible...

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