La investigación que elaboró la OIT,
y que fue patrocinada por Sodexo y Edenred, transformó a Chile en el primer
país piloto a nivel mundial en el que se analizó la relación actual que hay
entre la alimentación y el mundo del trabajo. El informe evidencia que casi un 40% de los trabajadores chilenos no recibe ningún beneficio para alimentarse.
Con
el objetivo de contribuir a fomentar estilos de vida saludables, mejorar la
nutrición y reducir la incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles
relacionadas con la alimentación de los trabajadores de nuestro país, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), en colaboración con Sodexo y
Edenred, dieron a conocer el pasado 5 de abril el primer estudio sobre la situación alimentaria y nutricional en el trabajo en Chile.
El documento analizó las prácticas de alimentación laboral
en nuestro país, a través de una revisión integral que incluyó investigaciones
nacionales e internacionales sobre la materia, y el marco legal e institucional
que rige actualmente en Chile. Contempló entrevistas a actores claves
(representantes de instituciones de Gobierno, de empleadores, de trabajadores,
y académicos); y una encuesta estructurada que se aplicó a 995 trabajadores de
distintas regiones del país y de diferentes sectores productivos.
Según los resultados arrojados por la investigación, existen
severas debilidades en el sistema de alimentación laboral de los trabajadores
chilenos. El informe evidencia que el 39% de los trabajadores no recibe ningún
beneficio para alimentarse. Asimismo, un 22% no dispone de un lugar para comer,
no siempre la limpieza de este lugar es adecuada, el tiempo para almorzar es
insuficiente o la calidad de la alimentación no es óptima.
A este escenario, se suman importantes problemas en los
hábitos de alimentación. Cerca del 20% de la muestra afirmó no desayunar de
forma habitual, un tercio no almuerza en forma regular, principalmente por
falta de tiempo y limitaciones económicas, y un 36% aseguró que almuerza en
forma rápida.
Además, hay al menos un 38,8 % de los entrevistados que
manifiesta abiertamente que la calidad del almuerzo no es considerada adecuada,
ya que éste no incluye verduras y frutas de forma cotidiana, y el 12,8% de las
empresas reconocen que no ofrecen una alimentación saludable a sus trabajadores
por razones de costo.
El estudio muestra también que existen diferencias
importantes en el tipo de alimentación según estratos socioeconómicos. A mayor
ingreso, mejor es el tipo y la forma de alimentación, generalmente a través de
casinos o con voucher de almuerzo. A menor ingreso, la situación de los
trabajadores es más precaria, su alimentación más simple y menos nutritiva o
incluso no se alimentan.
Este panorama, agrega la investigación, ha repercutido
negativamente en la salud de los trabajadores. El 17% de los menores de 30 años
ya presenta alguna patología crónica asociada a la alimentación, proporción que
se duplica en los mayores de 40 años.
El documento reveló además que del porcentaje que sí recibe
algún tipo de beneficio para alimentación, éste les es entregado a través del
casino de la propia empresa (30%), en dinero integrado a su remuneración (22%)
o a través de un vale restorán (9%).
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Alimentación en el Trabajo. Soluciones para lugares de trabajo malnutrición, obesidad y enfermedades crónicas |
Según Carmen Bueno, Especialista en Seguridad y Salud en el
Trabajo de la Oficina de la OIT para el Cono Sur de América Latina, una
alimentación saludable en los lugares de trabajo debe considerarse un elemento
más de las políticas de seguridad y salud en el trabajo. “Los programas que
proporcionan un acceso a una alimentación saludable pueden contribuir a
prevenir enfermedades crónicas, como obesidad, diabetes y cardiovasculares.
Además, las inversiones empresariales en alimentación se recuperan por una
reducción de los días de enfermedad, de los accidentes laborales y por un
aumento de la
productividad. No puede olvidarse la conexión existente entre
la falta de alimentación y la aparición de fatiga y somnolencia, con las
consiguientes consecuencias negativas sobre la seguridad de los trabajadores”,
señaló.
Por su parte, Thierry Guihard, Director General de Sodexo
Soluciones de Motivación, destacó que “un trabajador pasa un tercio del día en
su jornada laboral, y para desempeñarse de manera óptima a todas sus exigencias
laborales, necesita una nutrición que permita tener una buena condición física
y mental". Este estudio reveló que el gran desafío de los empleadores está en
fomentar la salud y seguridad laboral de su personal. Mientras menos problemas
tenga una persona en su trabajo, su calidad de vida, satisfacción y rendimiento
en el trabajo, mejorarán notablemente”.
En tanto, Philippe Blecon, Director General Edenred Chile
S.A., señaló que: “Hay muchos países en el mundo que han avanzado más en este
aspecto que Chile. Brasil, Venezuela, México, Perú, entre otros, cuentan con
claras políticas que resguardan el “derecho a la alimentación en el trabajo”,
mejorando la productividad y el bienestar de los trabajadores y los resultados
de las empresas. Este estudio es sin duda un excelente puntapié inicial para
introducir este tema en la agenda país”.
Recomendaciones a los actores
involucrados
La presentación realizada por el Consultor OIT, Eduardo Atalah S., de la Facultad de Medicina, Universidad de Chile, es un interesante documento digno de ser compartido para una mejor comprensión del tema, y el por qué de estas recomendaciones.
Para mejorar las prácticas de alimentación laboral en Chile,
el estudio propone la necesidad de que los empleadores consideren la alimentación
como parte de sus políticas de promoción de la seguridad y salud de los
trabajadores, incorporando campañas de educación asociadas a esta materia, para
extenderla a todos los niveles jerárquicos de la organización, incluidos los
trabajadores y sus respectivas familias.
Para ello, se invita al sector privado a que facilite
lugares y opciones de comidas saludables a sus trabajadores, se aumenten los
tiempos de descanso para la colación, y se destine un mayor gasto para ofrecer
mejores condiciones sanitarias e inocuidad en la entrega de alimentos.
Además, el documento propone que entre los trabajadores, la
cultura del autocuidado y la prevención de riesgos asociados a la alimentación,
sea un elemento de aprendizaje en las tareas de trabajo y de negociación de las
condiciones laborales.
A nivel de gobierno, se sugiere que tanto las intervenciones
que promueven una alimentación más saludable como la vigilancia del
cumplimiento de la normativa laboral, adquieran una coherencia en el desarrollo
de políticas públicas asociadas a la alimentación de calidad en el lugar de
trabajo.
Y por último, se plantea la necesidad que desde el ámbito
académico, se realicen investigaciones que sean capaces de proporcionar
información que sustente intervenciones concretas y que se analice la magnitud
del problema, identificando los costos en salud y las consecuencias en la
productividad en las empresas.
Para Fenatral, este tema es, y ha sido por largo tiempo, de mucha preocupación y trabajo, pese a que gran parte de nuestros sindicatos afiliados cuentan con servicio de almuerzo, el factor costo es un permanente motivo de discrepancias en cuanto a la calidad de la alimentación, así como lo es la oportunidad de su entrega de acuerdo a las jornadas de trabajo, tanto de los trabajadores de empresas mandantes, de sus filiales como de sus empresas contratistas y subcontratistas. Ello ha obligado a incluir en los respectivos Contratos Colectivos de Trabajo esta necesidad natural, para que sea cubierta como un beneficio más que una necesidad de seguridad y salud de los trabajadores.
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Fome = Hambre Renda = Ingresos |
El legítimo interés de los Sindicatos y sus organizaciones mayores, en la Alimentación de sus asociados y trabajadores en general, se refleja en la presentación del Programa de Alimentación del Trabajador (PAT) de Brasil, realizada por la Central dos Sindicatos Brasileiros, a través de su presidente Antonio Fernandes dos Santos Neto.
Una alimentación adecuada constituye un derecho humano básico y, sin embargo, a menudo ha sido ignorada en el contexto de los derechos del trabajo.