A 30 años de la catástrofe de Bhopal
Foto: huffingtonpost.com
El 3 diciembre ha sido designado como el Día Internacional por el No Uso de Agrotóxicos en recuerdo a las 3.500 personas que fallecieron en 1984 en una catástrofe ocurrida en Bhopal, y a las más de 25.000 que aún sufren sus secuelas.
La tragedia se originó en el escape de 27 mil toneladas de gas de la fábrica de agrotóxicos que la empresa Union Carbide tenía en esa ciudad de India.
Las consecuencias de esta tragedia continúan en las inmediaciones de la fábrica, donde, a partir de 1984, muchas mujeres dieron a luz a niños con malformaciones y otros muchos murieron prematuramente. Su número es imposible de determinar.
El gobierno indio nunca estableció vínculos entre estos casos y la catástrofe, una decisión que habría implicado importantes beneficios para las víctimas.
Treinta años después, los niños de Bhopal siguen pagando el precio del mayor desastre industrial de India.
¿Cómo se asocia esta tragedia a Uruguay?
Más producción, más agrotóxicos
Más producción, más agrotóxicos
Afortunadamente, Uruguay no ha sufrido una tragedia de esta magnitud por exposición a agrotóxicos.
Sin embargo, en los últimos años ha estado expuesto a miles de toneladas esparcidas en los campos, y por cierto, no por accidente sino como resultado de su modelo productivo.
La producción agrícola nacional se multiplicó por cuatro entre el período 1994-1996 y 2008-2010. La productividad en cultivos, por dos. La siembra directa, que antes era de 10 por ciento, está hoy en 90 por ciento.
Al aumento de la producción de cultivos transgénicos, soja y maíz se agrega la situación de nuevos cultivos transgénicos tolerantes de hasta tres herbicidas y resistentes a insectos.
Y al aumento de la extensión forestada para suministrar madera a las dos plantas de celulosa existentes en el país se suma la posibilidad de una tercera planta.
De cumplirse ese plan, las plantaciones forestales crecerían aún más, con el consiguiente uso adicional de agrotóxicos, provocando impactos en el medio ambiente y en la salud de la población.
También aumentará el grado de contaminación de las aguas por herbicidas como el glifosato y la atrazina, entre otras sustancias.
Cuanto más contaminada esté el agua bruta (ríos, arroyos, embalses, lagos y lagunas), se va a necesitar más inversión y más infraestructura para su tratamiento.
La atrazina es extremadamente difícil de eliminar del agua. Los costos de esa operación son muy altos, pero todos tendremos que pagar por ello sin haber tenido nada que ver con la contaminación.
El uso de agrotóxicos produce alteración en la biodiversidad y aparición de malezas resistentes a ciertos herbicidas, para cuya eliminación se debe emplear una cantidad cada vez mayor de agrotóxicos, y más potentes.
Por otro lado se observa una constante mortandad de abejas causada por estos tóxicos.
Los agrotóxicos afectan también a trabajadores y trabajadoras, que se ven expuestos a sustancias altamente contaminantes, muchas veces sin siquiera estar al tanto de su grado de toxicidad.
Los niños se ven particularmente afectados. En muchos casos, sus madres han estado expuestas a agrotóxicos en periodos críticos de sus embarazos, dando a luz a niños con malformaciones.
En Uruguay este hecho se está registrando cada vez con mayor frecuencia, y las autoridades todavía no han tomado cartas en el asunto.
En este día en que se recuerda una tragedia ocurrida hace 30 años en India, solicitamos a las autoridades competentes en Uruguay una mayor regulación y control del uso de agrotóxicos, pensando en las futuras generaciones, en la salud de toda la población y en la protección del ambiente.
RAP-AL Uruguay | Rel-UITA
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