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Somos la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de Empresas Lácteas y de los Alimentos de Chile, FENATRAL, fundada el 21 de marzo de 1988.
Federación abierta que agrupa Sindicatos de Soprole, Prolesur, Comercial Santa Elena, Quillayes-Peteroa, Lácteos del Sur, Diana Naturals, Lácteos Kumey, Recex y recientemente Sindicato de empresa Elabal y al día de hoy, congregamos sobre los dos mil trabajadores.
Estamos afiliados a la Confederación del Alimento de Chile, Confedach, y a través de ella a la la Central Unitaria de Trabajadores, CUT ya la Unión Internacional de Trabajadores del Alimento, U I T A.
Los invitamos a participar en este proyecto, compartiendo información, navegando en los temas expuestos, enviando sus comentarios, aportes y críticas, e invitando a otras organizaciones y amigos a visitar y a enlazar esta página.
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viernes, 3 de febrero de 2023

3 febrero 1921 Masacre de San Gregorio

En recuentos anteriores que ha realizado FENATRAL a través de este blog, sobre las diversas masacres que han sufrido los trabajadores, -considerándolo un deber moral permanente el mantener en la memoria de todos los Chilenos- en más de alguna ocasión se ha mencionado la triste matanza de San Gregorio, lamentable suceso ocurrido el 3 de febrero de 1921. En esta ocasión y coincidiendo con la fecha queremos reforzar en nuestra memoria este triste suceso de nuestra historia, no contada y que se ha mantenido como muchos otros hechos fuera de los libros de normal acceso.

Por ello cada 3 de febrero, se conmemora un año más de la matanza de obreros mineros de San Gregorio (oficina salitrera cercana a Antofagasta) que fue la primera masacre de nuestra historia realizada por un gobierno pretendidamente anti-oligárquico como el de Arturo Alessandri, y cuya elección había movilizado efectivamente a sectores medios y populares bajo banderas de profundos cambios sociales en beneficio de las grandes mayorías nacionales.

Fue el propio ministro del Interior de la época, Pedro Aguirre Cerda, quien le manifestó al Senado que el Gobierno había delineado una política represiva en última instancia con los trabajadores: “Esta es la fórmula que el Gobierno ha adoptado sin vacilación; se presenta ante los obreros para decirles la vinculación estrecha que deben tener con el capitalista y sus obligaciones para con él y para con el Gobierno en cuanto al mantenimiento del orden y al respeto que deben a las autoridades. Les hace presente los perjuicios que ellos reciben por estas huelgas y ejercita su influencia ante los patrones para que cedan en aquello que pueda significar un beneficio legítimo para la clase trabajadora. Si esta armonía no se produce, si la mediación del Gobierno es insuficiente para evitar las dificultades, en todo caso amparará a los obreros que deseen trabajar, pertenezcan o no a las instituciones en huelga, empleando la fuerza pública si fuere necesario”.
La masacre pudo ser perfectamente evitada por el Gobierno. Esto lo prueba el hecho que Alessandri envió el 26 de enero un telegrama al Intendente de Antofagasta (el radical Luciano Hiriart Corvalán) ordenándole priorizar la persuasión, pero sin descartar los medios represivos. Y tampoco le dio ningún margen de maniobra para hacerles ofertas concretas paliativas de la angustiosa situación de los trabajadores. A lo anterior hay que agregar la extrema negligencia del intendente al enviar a San Gregorio un cuerpo armado de solo 26 hombres a cargo de un teniente de 24 años, Buenaventura Argandoña Iglesias; mientras que allí se congregaban más de dos mil personas entre obreros y familiares –incluyendo de oficinas cercanas- en gran estado de indignación.
El 3 de febrero, y luego de un frustrado intento de embarcar a los trabajadores en tren hacia Antofagasta, se realizó una “concentración para escuchar a los dirigentes, los que reclamaron la cancelación del desahucio y reafirmaron la decisión de no abandonar la oficina mientras la Casa Gibbs (propietaria de las compañías) no se comprometiera a pagar”.
Acto seguido –cerca de las 17 horas- la multitud se dirigió a encarar al administrador Daniel Jones y al reducido grupo de soldados. El teniente Argandoña le ordenó a la multitud que se detuviera en un punto y como esta no le hizo caso, los efectivos empezaron a dispararle. Como resultado final se calcula que entre 60 y 80 trabajadores fueron ultimados; y, por otro lado, el teniente Argandoña, el administrador Jones y un suboficial fueron muertos por la multitud. Las diversas estimaciones de víctimas de los trabajadores son de 68 personas.
Como información y con la exactitud característica, El Mercurio
 sostenía: “Los hechos ocurridos en una de las oficinas salitreras de la provincia de Antofagasta han causado en el país una sensación de estupor e indignación. No creemos que haya un solo chileno que no los condene con la mayor energía. Nada hay en ellos que se pueda confundir con los conflictos entre el capital y el trabajo. Se trata simplemente de un atentado contra la propiedad y las vidas. Debemos esperar que lo sucedido en la oficina de San Gregorio quede como un hecho aislado y sirva de lección a las autoridades para adoptar medidas que prevengan su repetición y a los obreros honrados de todo Chile para que rehúsen entrar por el camino del desorden y del crimen a que los invitan elementos de agitación que en su mayoría son ajenos a nuestra clase obrera chilena” (5-2-1921).
Es digno de destacar lo particularmente ilustrativa de una nota confidencial que envió el propio Arturo Alessandri al Intendente de Tarapacá cuando en 1923 arreciaron los conflictos laborales en el salitre: “Tienen el perfecto derecho los salitreros de no permitir a Luis Emilio Recabarren (¡diputado en ese entonces!) que dé conferencias dentro de sus oficinas ni dentro de sus pertenencias, como puede cualquier habitante del país arrojarlo a puntapiés si contra su voluntad pretende introducirse por cualquier motivo a su casa particular (…) La solución propuesta por US. parece la mejor anticipándole que hay conveniencia en evitar por todos los medios posibles que Recabarren dé conferencias (…) Recabarren es el tipo más cobarde y malo que yo jamás haya conocido. Agita a los obreros y se esconde como ocurrió en San Gregorio (…) A mí me dijo que deseaba que los obreros sufrieran y que no se les mejorara su condición para preparar y provocar la revolución social en que ni siquiera cree y lo hace sólo por lucrar con los obreros (…) No tenga consideración de ningún género con Recabarren, trátelo con especial y efectivo rigor y cuente con mi apoyo incondicional”.
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Información en este Blog tomada desde Radio Universidad de Chile.
https://radio.uchile.cl/2021/02/02/centenario-de-san-gregorio-primera-masacre-de-arturo-alessandri/

Para FENATRAL, sus dirigentes y Sindicatos afiliados, el poder mostrar escuetamente estos acontecimientos originados como represión a gestiones naturales y reivindicativas de trabajadores organizados que dan a conocer y luchan por sus necesidades, -para que ellas sean retribuidas por sus empleadores-, por manifestarse de manera solidaria con sus semejantes, o simplemente por pensar distinto, es una valiosa oportunidad de invitar a sus seguidores a buscar en la web mayores antecedentes sobre estos y otros hechos penosos de nuestra historia.

Llamamos a recordar, además, que estos y otros funestos acontecimientos, son hechos que nunca debieron haber sucedido.

Fenatral

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