La reacción de los informativos de TV frente a la muerte del compositor y cantante Nelson Schwenke, de Schwenke & Nilo, ocurrida hace un par de meses, ha sido el último despropósito de la "cobertura" musical televisiva local. Videos tomados de YouTube a falta de archivo propio, datos biográficos imprecisos y la reducción insolente del trabajo de Schwenke a lugares comunes y frases extraídas de Wikipedia son algunos de los síntomas, sumados a una duración inédita de la noticia en pantalla: una exposición que por sus méritos musicalesSchwenke & Nilo nunca recibió, literalmente, en su vida.
Desde el interior de los medios masivos, y sobre todo en la televisión, es conocido el desdén con que es mirada la música popular, y en particular la música chilena. Estos temas convocan la mirada de los editores cuando tienen dos tipos de componentes. Uno: escándalo. Nunca Quilapayún ni Inti-Illimani, por ejemplo, aparecieron tanto en televisión como cuando sus integrantes se enfrentaron por el uso de esos nombres entre 2003 y 2005. Hoy, cuando el conflicto es de menor intensidad, aunque estos conjuntos sigan activos y con relevantes producciones, muy pocas veces se ha hablado de ellos.
El otro gran motivo por el cual la televisión presta atención a la música es el llamado "interés humano". La muerte de Gato Alquinta en enero de 2003 atrajo a rostros televisivos que no ocultaban su sorpresa ante la evidente popularidad de Los Jaivas, como se demostró en su masivo funeral. Lo mismo pasó hace un par de semanas a raíz de la noticia de Nelson Schwenke, con periodistas impactados antes las velatones en el hospital y el evidente dolor de muchos durante su despedida en la Plaza Brasil de la capital.
Ese desconcierto de los profesionales de la noticia sólo confirma que, a estas alturas, ningún interesado en información sobre música chilena puede confiar en los canales de televisión abierta como una fuente útil. Para un editor televisivo es inaceptable no reconocer al ministro de Hacienda o no recordar el nombre del entrenador de la selección chilena en Francia '98. Sin embargo, resulta obvia la pregunta que debe haber rondado en los departamentos de prensa por esos días: "¿Quién es Nelson Schwenke?".
Hay excepciones, como la serie sobre canciones chilenas “Do-Remix”, de TVN, espacio fundamental, pero programado a horarios tan inencontrables que corroboran la regla de desprecio general. Un show de imitaciones puede brindar varios espacios "prime" a clones de Illapu, pero ese mismo canal probablemente nunca ha dado un espacio similar a los Illapu de verdad.
Con la indignación propia del momento sumada al dolor por la pérdida de un músico cercano, lo posteó durante esos mismos días en las "redes sociales" el bajista Jorge Campos, integrante de grupos como Congreso, Fulano y Santiago del Nuevo Extremo, igualmente silenciados por la televisión junto a cientos de otros nombres. "Sé qué es más importante la despedida y el respeto por la muerte de mi amigo, pero no puedo dejar de pensar en lo patético de la TV de este país. En más de 30 años; escucharon bien, weones de la tele; 30 años de carrera artística, con muchos discos, giras y conciertos, jamás invitaron a Schwenke & Nilo, y hoy aparece en todos lo noticiarios en el día de su muerte. Váyanse con sus programas faranduleros y mierda sin sentido. La buena música chilena no los necesita".
Lo decía el propio Schwenke, por lo demás, en "El viaje", una de las canciones grabadas en el primer disco de Schwenke & Nilo en 1983 y escuchadas en vivo años antes. "Señores, denme permiso / pa' decirles que no creo / lo que dicen las noticias/ lo que cuentan en los diarios". Distinto contexto para una frase que refuerza su sentido ahora, en tiempos en que la televisión local mantiene su renuncia a abordar con profesionalismo la información musical. Quién puede asegurar que esta falta de rigor no es extendible también a otras áreas de la información televisiva…
Con este artículo tomado íntegramente de Música Popular.cl, cuyos conceptos Fenatral, a través de este Blog, comparte en su totalidad, queremos resaltar la coincidencia entre el ámbito folclórico y el sindical, de esta falta de consideración de los medios de comunicación, lo que los dirigentes vivimos continuamente a todo nivel, por lo que no entendemos que la cultura folclórica de nuestro país no sea considerada en su justa medida.
Pero para lavar imagen, de seguro habrá un par de programas "folclóricos" en la programación del "mes patrio".
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