No debemos desperdiciar esta oportunidad histórica de organizarnos a nivel mundial
Por medio de su nutrida delegación, el Sindicato de Trabajadores Lecheros de Nueva Zelanda (NZDWU, por sus siglas en inglés) tuvo una dinámica participación en la Conferencia. Sirel entrevistó a James Ritchie, presidente del NZDWU, para conocer a este sindicato, uno de los más consolidados del mundo en el sector
-¿Cómo es el NZDWU?
-Se trata de un sindicato de industria. Afiliamos a todos aquellos que trabajan en la industria láctea, en los camiones de distribución de leche y los que transportan la leche desde los tambos en camiones cisterna hasta la fábrica. También tenemos afiliados a los que trabajan en los laboratorios, en distribución, en almacenamiento y en la elaboración de productos de consumo en Nueva Zelanda.
Tenemos 7.000 afiliados, y en nuestra estructura cada región elige sus representantes al Comité Ejecutivo Nacional. Hay un presidente y un vicepresidente, que son elegidos por la totalidad de los afiliados. Yo fui designado por ese Comité Ejecutivo y mi designación se aprobó por votación en el Congreso que sesiona una vez al año, en el cual participan delegados de todos los centros de trabajo.
También tenemos un importante Comité de Mujeres dentro de nuestro Sindicato, un Comité de la Población Indígena y un Comité de Bienestar Social.
-¿Cuándo se creó el Sindicato?
-Fue creado en el siglo pasado, a fines de los años 20. Al principio estaba constituido por varios sindicatos regionales. Fue muy importante la labor realizada entre 1970 y los años 80 para que se convirtiera en un sindicato auténticamente nacional, lo que nos ha permitido tener una mayor eficiencia en comparación a la que teníamos cuando había varias estructuras regionales.
-Se trata de un sindicato de industria. Afiliamos a todos aquellos que trabajan en la industria láctea, en los camiones de distribución de leche y los que transportan la leche desde los tambos en camiones cisterna hasta la fábrica. También tenemos afiliados a los que trabajan en los laboratorios, en distribución, en almacenamiento y en la elaboración de productos de consumo en Nueva Zelanda.
Tenemos 7.000 afiliados, y en nuestra estructura cada región elige sus representantes al Comité Ejecutivo Nacional. Hay un presidente y un vicepresidente, que son elegidos por la totalidad de los afiliados. Yo fui designado por ese Comité Ejecutivo y mi designación se aprobó por votación en el Congreso que sesiona una vez al año, en el cual participan delegados de todos los centros de trabajo.
También tenemos un importante Comité de Mujeres dentro de nuestro Sindicato, un Comité de la Población Indígena y un Comité de Bienestar Social.
-¿Cuándo se creó el Sindicato?
-Fue creado en el siglo pasado, a fines de los años 20. Al principio estaba constituido por varios sindicatos regionales. Fue muy importante la labor realizada entre 1970 y los años 80 para que se convirtiera en un sindicato auténticamente nacional, lo que nos ha permitido tener una mayor eficiencia en comparación a la que teníamos cuando había varias estructuras regionales.
-Recientemente hubo cambios políticos en Nueva Zelanda que afectaron la vida sindical, ¿podrías describir cuáles fueron esos cambios y sus consecuencias?
-Tengo que ir un poco para atrás en la historia. Antes de los años 80 en Nueva Zelanda había un alto grado de sindicalización, se asemejaba mucho más a lo que ocurre en los países nórdicos que a lo que se da en otras partes del mundo.
En la década de los 80 el gobierno que triunfó en las elecciones llevó adelante un proceso neoliberal y privatizador. Y debo decir con tristeza que fue un gobierno laborista. Lo que no hizo ese gobierno fue flexibilizar el mercado laboral.
Pero en 1990 resultó electo un gobierno conservador y en 1991 desreguló completamente el mercado laboral. De manera que desde 1991 hasta 2000, mientras estuvo en el poder ese gobierno conservador, se aprobaron y rigieron leyes fuertemente antisindicales.
Fueron tiempos durísimos para los sindicatos. Esto significó una fuerte caída de la densidad sindical del país, que pasó de más del 50 por ciento a menos del 20 por ciento de la fuerza laboral.
A partir de 2000 hubo un muy buen gobierno laborista y en ese período se logró una mejor legislación. Lentamente fuimos recuperando influencia y poder. Pero, lamentablemente, en las elecciones del año pasado volvió a triunfar el partido conservador.
Nuestros Convenios Colectivos contienen fuertes cláusulas de protección contra el empleo de trabajadores temporales, trabajadores eventuales y contratistas. En este período, entonces, nos concentraremos en defender esas garantías y procuraremos profundizarlas.
El nuevo gobierno introdujo una ley por la cual las pequeñas empresas pueden despedir a un trabajador dentro de los primeros 90 días de trabajo. Además, tiene planes para atacar los derechos de los trabajadores en materia de vacaciones. También tiene previsto reducir la capacidad de los trabajadores de reclamar y obtener justicia cuando son despedidos injustificadamente. Se está hablando de restringir el acceso de los sindicatos a los lugares de trabajo.
La negociación colectiva es mucho más difícil con este gobierno conservador porque los empleadores se sienten más fuertes con sus amigos en el poder. De manera que en los últimos dos años la situación ha sido mucho más difícil para los sindicatos.
-En particular, ¿cómo es la situación en el NZDWU?
-Nuestro Sindicato sigue siendo eficaz y fuerte. Acabamos de salir de un conflicto muy difícil contra un empleador que recién comienza a operar en la industria láctea nacional. Se trata de una empresa con prácticas extremadamente antisindicales. Es una compañía que acaba de establecerse en la industria láctea, de capitales nacionales y se llama Talleys, aunque en el rubro lácteo opera con el nombre de Open Country Dairy. Esta compañía, Talleys, ya operaba en el sector de alimentos.
Tiene actividades en todo la industria neozelandesa de alimentos: en los rubros pesquero, de mariscos, verduras congeladas, carne y ahora lácteos. Emplean todas las tácticas conocidas para tratar de impedir que sus trabajadores se organicen. En una de sus plantas se afiliaron muchos trabajadores a nuestro Sindicato y tratamos de negociar un Convenio Colectivo.
Terminamos en huelga y luego con un cierre patronal. Luchamos en el plano jurídico y movilizándonos. Finalmente llegamos a un acuerdo luego de 37 días de lucha. Fue un conflicto muy duro, pero logramos un Convenio Colectivo. Aun así, muchos trabajadores no quisieron volver a trabajar para esa compañía. Así que todavía estamos en una posición de debilidad ahí.
Uno de los retos que enfrentamos es el de trabajar con otros sindicatos para organizarnos frente a este durísimo empleador. Esta compañía también está trabajando con un inversor de Singapur, una compañía inversionista singapurense llamada Olam International. Está entrando mucho dinero a Talleys.
Nuestro gran desafío es luchar contra estas compañías antisindicales y tratar de organizar a sus trabajadores. De lo contrario, se van a ver afectados los derechos y las condiciones de labor de los trabajadores de la principal compañía de nuestro sector lácteo, Fonterra, que tiene buenas condiciones de trabajo. Pero esta otra compañía tiene pésimas condiciones, y eso presiona a Fonterra. De manera que esto crea una situación muy difícil para nosotros.
De todas formas, seguimos siendo muy optimistas. Estamos muy bien organizados y hasta el año que viene, cuando entremos en negociaciones colectivas para la firma del convenio más grande que tenemos con Fonterra, nos vamos a concentrar en un tema, que es la protección de nuestros Convenios Colectivos y la lucha contra la precarización, la tercerización y la utilización de agencias de empleo o agencias de colocación de mano de obra para la contratación de trabajadores.
Nuestros Convenios Colectivos contienen fuertes cláusulas de protección contra el empleo de trabajadores temporales, trabajadores eventuales y contratistas. En este período, entonces, nos concentraremos en defender esas garantías y procuraremos profundizarlas.
-¿Por qué son miembros de la UITA?
-Para nosotros es muy importante ser parte de la UITA porque trabajamos en un país en el que la industria láctea es el mayor rubro exportador. Es una industria de vital importancia para Nueva Zelanda. Y nuestra principal compañía láctea, Fonterra, se ha convertido en una transnacional.
Actualmente opera en muchas partes del mundo. En América Latina opera desde Chile a través de una compañía llamada Soprole, que es de propiedad de Fonterra. También está presente en muchas partes de América Latina a través de Dairy Partners of America (DPA), en la cual está asociada con Nestlé.
Para nuestro Sindicato el vínculo a través de la UITA es fundamental; tenemos que trabajar con fuerza desde ahí. En primer lugar, para apoyar a los trabajadores de Fonterra en otros países, por razones de solidaridad. En segundo lugar, para ayudar a los trabajadores de todo el mundo y trabajar con ellos, brindando nuestra cooperación y solidaridad a todos los trabajadores de la industria láctea, y también a todos los sindicatos que forman parte de la UITA, más allá del sector.
Esto lo vemos como un componente importante de nuestro trabajo sindical, como labor de solidaridad. También es importante luchar para defender nuestras propias condiciones de trabajo en Nueva Zelanda. Debemos ser conscientes de que ningún país puede luchar solo para proteger las condiciones laborales de sus trabajadores y mantener buenos salarios. Es necesario trabajar con sindicatos de otras partes del mundo para que, juntos, podamos elevar las condiciones de trabajo y proteger las conquistas.
De manera que nuestra afiliación a la UITA es vital para la labor que realizamos en Nueva Zelanda.
-¿Es la segunda vez que vienes a América Latina?
-Sí, tuvimos el privilegio de venir en 2005, invitados por la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA), que nos recibió con una gran calidez y amabilidad. Entablamos una buena relación y durante nuestra visita, y desde la Rel-UITA se formalizó la idea de firmar un convenio de cooperación.
Al poco tiempo de esa visita recibimos una delegación de ATILRA en Nueva Zelanda, encabezada por Héctor Ponce, su secretario general. En esa visita suscribimos el Convenio de Cooperación entre ATILRA, nuestro Sindicato y la UITA, por el cual nos comprometimos a compartir información, a encontrar nuevas formas de solidaridad efectiva y a contribuir a la investigación y el desarrollo en la industria láctea, no sólo en Argentina y Nueva Zelanda, sino en toda América Latina. También nos comprometimos a utilizar nuestra influencia en la región de Asia y Pacífico para seguir organizando y apoyando a los trabajadores en toda esa región.
El mensaje que debemos difundir es que la riqueza generada por la industria láctea debe ser compartida por toda la comunidad de manera equitativa, justa.
-¿Qué te pareció la Conferencia de la UITA y sus resultados?
-La Conferencia superó mis expectativas. Me pareció que se desarrolló de manera excelente, con aportes de una gran cantidad de países. Quedé muy bien impresionado.
Me pareció muy bueno el informe sobre la industria que presentó Enildo Iglesias, de la Rel-UITA. Hubo otras presentaciones importantes de la UITA, tanto de su secretario general, Ron Oswald, como de la secretaría latinoamericana. Por su parte, ATILRA mostró un gran liderazgo en esta ocasión.
En resumen, quedé muy contento con la Conferencia. Hubo muchísima información que nos permitió ver los numerosos desafíos que deberemos enfrentar.
Ahora lo que más importa es qué vamos a hacer de cara al futuro. Creo que esta Conferencia ha abierto una gran oportunidad para cooperar y organizarnos a nivel mundial en el sector lácteo, una oportunidad nunca antes vista. Si no aprovechamos esta coyuntura estaremos desperdiciando una oportunidad histórica, una oportunidad única que quizás no vuelva a surgir por muchas décadas.
Debemos encontrar las formas de profundizar lo que iniciamos en esta Conferencia. Para conocer mejor el sector lácteo, saber quiénes son los principales actores, las principales compañías, dónde operan, dónde existen organizaciones sindicales fuertes y dónde existen sindicatos débiles. Debemos trabajar juntos para fortalecer esas organizaciones, a fin de comprender mejor todo un espectro de temas, desde los derechos de los trabajadores, el ambiente, temas que tienen que ver con las compañías lácteas y cómo sus actividades deben apoyar a las comunidades rurales, así como la importancia de contar con una buena agricultura que promueva el desarrollo de las comunidades y el papel que juegan las compañías lácteas en eso.
El mensaje que debemos difundir es que la riqueza generada por la industria láctea debe ser compartida por toda la comunidad de manera equitativa, justa.
Hay también otros temas, como cuestiones de seguridad alimentaria, de salud y seguridad en el trabajo.
Todos estos son los puntos importantes que surgieron en esta Conferencia y que debemos atender. Tendremos que esforzarnos si pretendemos proteger los derechos de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo, sus familias y de las comunidades que dependen de la industria láctea para ganarse la vida.
http://www.nzdwu.org.nz/