Bienvenida

Somos la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de Empresas Lácteas y de los Alimentos de Chile, FENATRAL, fundada el 21 de marzo de 1988.
Federación abierta que agrupa Sindicatos de Soprole, Prolesur, Comercial Santa Elena, Quillayes-Peteroa, Lácteos del Sur, Diana Naturals, Lácteos Kumey, Recex y recientemente Sindicato de empresa Elabal y al día de hoy, congregamos sobre los dos mil trabajadores.
Estamos afiliados a la Confederación del Alimento de Chile, Confedach, y a través de ella a la la Central Unitaria de Trabajadores, CUT ya la Unión Internacional de Trabajadores del Alimento, U I T A.
Los invitamos a participar en este proyecto, compartiendo información, navegando en los temas expuestos, enviando sus comentarios, aportes y críticas, e invitando a otras organizaciones y amigos a visitar y a enlazar esta página.
Una Página Web de Verdad vale más que 100 mentirosos canales de Tv

domingo, 22 de agosto de 2010

Nicolás Sacco y Bartolomeo Vanzetti


En el recuerdo siempre
“Mi crimen, el único crimen, del que estoy orgulloso, es el de haber soñado una vida mejor, hecha de fraternidad, de ayuda mutua; de ser, en una palabra, anarquista, y por ese crimen tengo el orgullo de terminar entre las manos del verdugo.”
Nicola Sacco nació en Foggia, Italia, en el año 1891. Siendo campesino y teniendo diecisiete años tuvo que emigrar hacia Estados Unidos en 1908 en busca de empleo y allí trabajó, entre otras cosas, en una fábrica de calzados durante muchos años. Se había preparado como mecánico pero nunca pudo desempeñarse como tal. “Vine a América en 1908. Fue un año terrible de desocupación, de miseria, de hambre. Experimenté ya mis primeras desilusiones”, dice en uno de sus escritos.
Bartolomeo Vanzetti, también italiano, había nacido en Cuneo, en una comunidad agrícola. Ya de pequeño era muy bueno en los estudios e incluso había ganado algunos premios, y a la corta edad de trece años empezó a trabajar en una pastelería. “(Mi padre) me condujo ante el señor Conino, que dirigía una pastelería en la ciudad de Cuneo, y allí me dejó probar -por primera vez- el sabor del duro e implacable trabajo. Trabajé como 20 meses, desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, todos los días, menos tres horas de asueto dos veces al mes” narraba. Finalmente, pasados algunos años y al igual que Sacco, decidió emprender en 1908 el viaje hacia “la tierra prometida”, hacia “la tierra de las oportunidades”. Instalado en Norteamérica trabajó lavando platos, cosa que hizo por un buen tiempo.
“Trabajábamos doce horas un día y catorce al siguiente, más cinco horas extras cada dos domingos. Comida fría, casi impropia para los perros; cinco o seis dólares por semana.” Luego se ocupó en distintos oficios: en una cantera, en un horno de ladrillos, en barracas y al momento de su detención era vendedor de pescado.
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, hombres que quedarán para siempre en nuestra memoria, no se imaginaban que años más tarde serían llevados años a la silla eléctrica por el hecho de ser inmigrantes, trabajadores, pobres, luchadores, anarquistas. El Estado, en otras de sus costumbres, decidiría mostrar a estos dos inmigrantes como el ejemplo de lo que le pasa a los que se rebelan contra la opresión, contra la miseria y el privilegio, contra la mentira y la desigualdad. Sin embargo no era para ellos una sorpresa. Esta práctica asquerosa, que los involucraba a ellos entonces, no era un hecho aislado y desconocido en Estados Unidos.
Sacco y Vanzetti habían tomado parte en las luchas de los trabajadores. Viviendo la opresión en carne propia y observándola en la ajena, padeciendo la injusticia como la padecemos los de abajo, se hicieron a la pelea por un mundo nuevo, por una sociedad distinta. Ambos participaron en la formación y organización de sindicatos, en campañas por la liberación de presos, en huelgas y paros, en protestas contra la guerra, en la resistencia al servicio militar obligatorio, en la divulgación de publicaciones socialistas libertarias, etc. Serían, como los Mártires de Chicago, condenados por luchar por una sociedad más justa.
Para 1920 comenzaría en norteamérica una fuerte campaña de las patronales (de las más ricas del mundo) y de la prensa de derecha contra los obreros extranjeros, que ya desde tiempo les venía siendo la piedra en el zapato. Miles fueron los deportados y los que pagaron con prisión bajo el cargo de realizar reuniones sindicales. La policía, los jueces, los ministros se avalanzaron sobre los trabajadores. Y es dentro de ese marco de tremenda represión que los anarquistas italianos caen en la mira como un objetivo central.
El 24 de diciembre de 1919 había tenido lugar un intento de asalto en la Bridgewater Shoes Company y el 15 de abril de 1920 se había consumado un atraco frente a la fábrica de calzados Rice & Hutchins que había dejado como saldo de un tiroteo al pagador y un guardia muertos a los que se quitó una suma de 15 mil dólares. De estos dos hechos se culpaba ahora a dos militantes sociales que nada tenían que ver con ello. La prensa oficial pedía la cabeza de los “criminales extranjeros”.
El 14 de julio de 1921 los dos fueron declarados culpables de doble homicidio pero a esta declaración seguirían seis años de apelaciones y campañas solidarias alrededor de todo el mundo. Las movilizaciones de solidaridad y protesta reclamando por la libertad de Nicola y Bartolomeo se extendieron por gran cantidad de países. Se organizaban mítines, se realizaban paros, se produjeron atentados por todo el mundo como forma de presionar por la libertad de los compañeros. Aún así no se pudo torcer la fuerte decisión del Estado yankee y el 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti fueron asesinados en la silla eléctrica.
Sacco gritó "¡Viva la anarquía!", sus últimas palabras fueron: “farewell, mother” ("Adiós, madre"). Las últimas palabras de un calmado Vanzetti fueron: "Quiero perdonar a algunas personas por lo que están haciendo ahora para mí."
En 1977, cincuenta años después del asesinato, el propio gobernador de Massachussets, pediría disculpas en nombre del Estado y reconocería la inocencia de los ejecutados.
Fueron asesinados por sus ideas, por lo que representaban, no por otra cosa.
En 2010, ochenta y tres años después, mantiene la vigencia una lucha, un compromiso, un horizonte. Ochenta y tres años después continúa vivo en nosotros el recuerdo de dos grandes hombres, un recuerdo que no morirá jamás como el de tantos otros que han dado la vida por la causa del socialismo y la libertad, que han dado la vida por nuestro pueblo, el recuerdo de Sacco y Vanzetti.

Con este sencillo recuerdo, Fenatral y sus sindicatos afiliados, a través de este Blog pretende mostrar ejemplos de congruencia sindical que han servido a generaciones pasadas, y que deben mantenerse siempre presentes.
Más antecedentes y otras opiniones en diferentes páginas web:
http://www.elortiba.org/savanz.html
http://www.larepublica.com.uy/politica/271787-hoy-se-conmemoran-80-anos-de-la-ejecucion-en-estados-unidos-de-nicola-sacco-y-bartolomeo-vanzetti
http://www.avizora.com/publicaciones/politica_y_economia_americanas/textos/0030_sacco_vanzetti.htm

2 comentarios:

  1. “Es preciso hacer cualquier cosa para que el trágico caso de Sacco y Vanzetti se mantenga siempre vivo en la conciencia de la humanidad. Los dos anarquistas italianos demuestran que, en última instancia, las instituciones democráticas mas minuciosamente estudiadas no son mejores que los individuos que las usan como instrumento”
    Albert Einstein

    ResponderEliminar
  2. https://www.alejandrocruzadobalcazar.com/

    ResponderEliminar

Fenatral

Fenatral