A través de este Blog, Fenatral desea
recordar de forma especial la conmemoración en este día de una de las mayores catástrofes
químicas que afectó a la ciudad de Bhopal, India, un día como hoy. Invitamos a
nuestros socios y seguidores a indagar mayores antecedentes en diversas páginas
de la web, en especial en países más desarrollados que el nuestro. Desgraciadamente en nuestro
país no somos muy propensos a aprender de las tragedias, y es así como hemos
sufrido de otras que pudieron haberse evitado, además que muchas fallas y desastres son invisbilizados.
Nuevamente el 3 de diciembre, el día en
el cual recordamos la muerte de más de 8.000 personas en la masacre de Bhopal,
India, nos encontramos en tiempos de luchas, protestas y propuestas en toda
Latinoamérica. Luchas para frenar el avance los cultivos transgénicos y su
paquete contaminador asociado; insecticidas, herbicidas, fertilizantes. Insumos
químicos tóxicos que degradan el ambiente, impactan en la salud humana y
erosionan nuestras culturas.
Valoramos y apoyamos las luchas de la
comunidad de Islas Malvinas, en Córdoba Argentina, que renueva día a día su
negativa a la instalación de la empresa Monsanto en su territorio, Instalación
que amenaza continuar contaminando el aire, el agua, los suelos más las
semillas nativas. Ni la represión, ni el abuso de poder podrán doblegar a
quienes resisten en el acampe solidario instalado frente a la empresa. Asimismo
destacamos, la “Campaña
contra los Plaguicidas” que se realiza en Chile, Brasil y Argentina, y la
persistente lucha que se lleva a cabo en países de América Latina y el Caribe
para lograr la prohibición de los plaguicidas más peligrosos, donde se han
logrado avances importantes en estos últimos años, como es el caso de Panamá y
El Salvador. También el valioso trabajo que se realiza en Cuba y República
Dominicana, Bolivia, Paraguay, Brasil, Argentina y Ecuador en el desarrollo de
la agroecología.
También queremos recordar las luchas de
las organizaciones de Chile, México, Costa Rica, Paraguay, Argentina, Uruguay,
Brasil y otros países de Latinoamérica que rechazan el avance de la
autorización, venta y cultivo de los organismos genéticamente modificados que
claramente atentan contra nuestra cultura alimentaria.
Nuevamente llamamos la atención sobre la
dualidad de las políticas públicas puestas en práctica en la mayoría de
nuestros países que favorecen la instalación de empresas contaminantes
sostenedoras del modelo económico basado en los agronegocios que refuerzan el
uso de los plaguicidas y su consecuente impacto en la salud y el ambiente.
Asimismo queremos valorar los intentos de
investigar, proyectar, llevar a la práctica sistemas de producción,
distribución y consumo de alimentos respetuosos de los ciclos y relaciones
naturales así como de las necesidades, relaciones, cosmovisión y procesos
sociales. Recientemente cerca de 4.000 personas, estudiantes, miembros de
comunidades, productores, técnicos, funcionarios, nos reunimos en el VIII
Congreso de Agroecología de Brasil a fin de analizar y discutir propuestas de
acción, además de conocer acciones concretas donde se muestra claramente la
viabilidad, sustentabilidad y equidad de la agroecología, no solo como un
sistema productivo sino como un modo de producción de alimentos respetuoso de
los bienes naturales, que promueve los mercados solidarios, la salud y la
soberanía alimentaria. La agroecología se sigue presentándose como la única
alternativa de vida capaz de recomponer los lazos entre los seres humanos y la
naturaleza.
Seguiremos encontrándonos en cada lucha,
debate, feria, mercado solidario para llevar adelante la vida en un mundo
justo, diverso y equitativo.
Ing. Agr. Javier Souza Casadinho Coordinador regional RAP-AL Buenos Aires,
3 de diciembre de
2013
A 29 años de la tragedia de Bhopal
El resultado
de la fuga de gas fue tan letal que produjo la muerte de 8 mil personas en
forma casi inmediata, y otras 12 mil fallecieron en los días y meses
subsiguientes. Por Carlos Rossi*
Ocurrió el 3 de diciembre de 1984 , a la 1 de la madrugada. La ciudad
de Bhopal, en la India, descansaba luego de una noche especial y solidaria en
que se había realizado un importante encuentro de poetas y en el que
participaban jóvenes, niños y adultos, en una apuesta al desarrollo cultural de
la región.
A esa hora, en la fábrica de pesticidas
de propiedad de la multinacional estadounidense Union Carbide, se comenzaba a
generar una importante falla en los sistemas de seguridad que provocó la fuga
de 42 toneladas de isocianato de metilo, el que, al entrar en contacto con
otros gases tóxicos, con el agua y luego con el aire, se descompuso y se
transformó en ácido cianhídrico (cianuro)
Este gas, por su composición, es más
denso que la atmósfera, razón por la cual se desplazó en el sentido del viento
al ras del suelo y hacia el centro de la ciudad de Bhopal.
El resultado de esta fuga de gas fue tan
letal que produjo la muerte de ocho mil personas en forma casi inmediata, y
otras 12 mil fallecieron en los días y meses subsiguientes.
Además, unas 600 mil personas resultaron
afectadas por el gas tóxico proveniente de la fábrica de pesticidas. Y de
ellas, 150 mil sufrieron daños graves y permanentes por el resto de sus vidas.
Catástrofe histórica. El origen del desperfecto se discutió y
se seguirá discutiendo. Lo concreto es que las medidas de seguridad previstas
para evitar esta tragedia no funcionaron, o no estaban activadas, o resultaron
insuficientes.
Lo cierto es que la catástrofe se produjo
y entró en la historia como una de las más trágicas, a punto tal que Naciones
Unidas estableció el 3 de diciembre como el Día Mundial del No Uso de
Plaguicidas.
La enorme nube de gas tóxico quemó los
ojos y las vías respiratorias de la gente que descansaba en sus hogares. Desesperadamente
trataban de salir del espanto que estaban viviendo y terminaban muriendo en sus
lechos, en la calle o al ingresar a los hospitales.
Lo que había sido una noche cultural de
poesía se transformó en un luctuoso hecho de dolor y muerte.
Hay un libro, Era medianoche
en Bhopal , del escritor Dominique Lapierre y el periodista
Javier Moro, que se convierte en un verdadero reclamo de justicia en nombre de
las miles de víctimas por la fuga de aquel escape de gas mortal de la fábrica
de pesticida de Union Carbide.
Además, la obra de Lapierre y Moro
transmite un grito de alarma y advertencia sobre lo que representan los avances
industriales y sus potenciales efectos perniciosos sobre las personas y el
medio ambiente en un mundo donde, según el lugar, la vida humana y el entorno
natural parecen no tener el mismo valor.
Han pasado 28 años y la comunidad de
Bhopal sigue movilizándose en busca de justicia.
¿Quiénes autorizaron y controlaron su
funcionamiento? ¿Por qué razones las medidas de seguridad no se activaron? ¿Quiénes
y cómo deben responder civil y penalmente por el daño humano, ecológico y
material causado?
Son preguntas abiertas y dolorosas como
lo son las propias heridas que sufre la comunidad de Bhopal, que sigue
conviviendo con las secuelas de una tragedia que el 3 de diciembre de 1984 , a
la madrugada, los marcó para siempre.
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